El gran problema del gobierno de Michelle Bachelet
Amigas
y amigos: Esta semana ha sido para el gobierno de la señora Michelle
Bachelet y su Nueva Mayoría (Nueva Pillería) un balde de agua fría porque las
encuestas del Centro de Estudios Públicos (CEP) y ADIMARK, no le han favorecido del todo, y para qué decir de
la clase política que está por el suelo, eso ha provocado diversas reacciones,
que incluso están llamando a un ajuste ministerial al interior del gobierno.
Antes esto, los medios especializados del
extranjero, ya sean diarios, economistas y defensores de la libertad, quienes nos observan con detención, aunque algunos no les guste, han
venido calificando duramente las transformaciones socialistas de Bachelet, las
que no solo aumentan radicalmente los impuestos, desaceleran la inversión y la
economía, además de la polarización social, sino que también el Gobierno
de Bachelet está intentado empobrecer al empresariado, quienes terminarán
sacando sus recursos de Chile, lo que afectará finalmente a los más pobres.
Además, la gravedad de sus cambios, va de la mano
con medidas populistas y el bloqueo a las libertades de expresión, buscando
transformar a Chile en un país socialista y destruyendo por completo el modelo
exitoso que el país ha alcanzado, todo debido a la alta influencia del
comunismo castrista, en la gobernante Bachelet, y eso se nota bastante
sobretodo en el doble estándar demostrado al interior de su gobierno y de
varios de sus ministros.
Muchos medios incluso llegan a calificar a
Bachelet como el peor Gobierno en Chile desde el retorno democrático en 1990.
Algunos medios de alto prestigio internacional
como el Wall Street Journal señala:
“Bienvenidos al Chile de Bachelet, en
el que la libertad es un problema para el mundo soñado de los socialistas”.
Luego señala: “El milagro de Chile va en reversa”.
Es una tontería sugerir que una sociedad libre
puede garantizar la igualdad de oportunidades o resultados económicos
igualitarios. Pero eso no evita que los políticos electos en las democracias
modernas prometan ambas cosas.
Aprender más ahora o ganar más después
son síntomas de injusticia a los ojos de la presidenta y los militantes de su
partido.
- Para entender por qué las perspectivas del
“milagro” chileno son tan oscuras y la inversión se está desplomando, no hace
falta ver más allá de la obsesión de este gobierno por frenar a aquellos que
patinarían por delante del grupo.
- Bachelet ha incrementado los impuestos de todo,
desde el capital hasta el consumo. Un objetivo es ahogar a la clase
inversionista, haciéndola más pobre para que la inequidad caiga. Sin embargo,
es más probable que las disparidades de ingresos aumenten ya que los ricos
tienen formas de proteger sus ingresos mientras que los pobres dependen de la
creación de empleos a partir de la inversión para ganarse el pan de cada día y
generar riqueza.
- Cuando las políticas son favorables al capital,
como han sido en Chile desde los años 80, la vida en los estratos económicos
más bajos mejora en términos absolutos.
- El mes pasado, el Fondo Monetario Internacional
informó que, en términos de paridad del poder adquisitivo, el Producto Interno
Bruto anual per cápita de Chile ahora equivale a US$23.165, lo que lo ubica
justo por detrás de Polonia (US$24.429) pero muy por delante de México
(US$17.925).
- Este desempeño impresionante probablemente no
continuará ahora que Chile se está convirtiendo en otra jurisdicción con altos
impuestos.
- Las mayores tasas impositivas supuestamente
deben generar más ingresos que el gobierno asegura que serán gastados en la
mejora de las escuelas públicas. Sin embargo, en el improbable caso de que los
ingresos tributarios aumenten mientras los inversionistas salen en desbandada,
no hay una correlación entre los incrementos de gastos en los salones de clase
controlados por los sindicatos y los resultados académicos. Los autores
intelectuales del plan parecen reconocer esto y es por eso que desean destruir
la competencia de las escuelas privadas.
- Bachelet tiene a los sindicatos de profesores
de su parte, pero está perdiendo rápidamente el apoyo del público. Los chilenos
están dándose cuenta que “justicia” es sólo una cubierta para las políticas de
intereses especiales. Un gobierno que realmente quisiera ayudar a los menos
favorecidos trabajaría para expandir las opciones en vez de negarles a los
niños el derecho a patinar tan rápido como puedan.
Con esto, la mirada de Chile, tanto interna y
externa va hacia esa mirada, y que debe cambiar sus posturas antes de que
vuelva a bajar en las encuestas, delo contrario, sino quiere que la gente salga
a la calle y que haya polarización social, similar en los tiempos de la Unidad
Popular con Salvador Allende que terminó de la peor forma, debe dimitir al
cargo, así de simple. Gracias.
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