Especiales hijos de Putin: Tercer y Cuarto periodo de Gobierno


Amigas y amigos: Continuando con los Especiales hijos de Putin, en honor al Presidente de Rusia Vladimir Putin, querido por unos y odiados por otros, seguimos contando sobre su carrera política, ahora con su tercer y actual periodo de gobierno. 

Hacia 2011, toda Rusia perfilaba a Putin como candidato presidencial. El 24 de septiembre se postulaba para ser presidente de Rusia por tercera vez.

Finalmente, Putin resulta ganador en la primera ronda de las elecciones realizadas el 4 de marzo de 2012, con el 63% de los votos emitidos, resultado que era, según las encuestas, el esperado; no obstante su amplia victoria, no quedó libre de acusaciones de fraude electoral realizadas desde diversos sectores de la oposición.

Putin asumió el 7 de mayo su tercer mandato (después de los dos consecutivos de los años 2000 - 2004 y 2004 - 2008), esta vez, de acuerdo con la reforma constitucional, por seis años y con posibilidad de ser reelegido por otros tantos.

El miércoles 6 de junio de 2012 la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) aprobó una polémica ley que endurece las condiciones para celebrar mítines en Rusia, gracias a los 241 votos a favor del partido de Putin Rusia Unida (la cámara consta de 450 escaños), y los votos en contra de todas las fuerzas políticas de oposición: Rusia Justa (RJ), el Partido Comunista (PCFR) y el Partido Liberal Democrático (PLD). Las infracciones en los mítines pueden ser multadas con hasta 300 000 rublos (cerca de 7500 euros) para las personas físicas y de hasta un millón de rublos para las jurídicas. Según El País de España "el documento deja el concepto de infracción a merced de interpretaciones subjetivas susceptibles de ser manipuladas políticamente. Además, introduce elementos restrictivos de las libertades cívicas que la oposición juzga anticonstitucionales. La ley genera contradicciones e interferencias en el código procesal administrativo, por cuanto introduce los 'trabajos forzosos' como posible penalización a las infracciones. También desequilibra el sistema de multas existentes en Rusia, cuya cuantía está muy por debajo de la prevista para los infractores en los mítines".

Durante el Euromaidán, Putin pasó a ordenar la ocupación de la península de Crimea, la cual se consumó el 2 de marzo de 2014. El 16 del mismo mes se llevó a cabo un referendum en la provincia en el cual, según fuentes oficiales, el 93% de los ciudadanos de Crimea habrían decidido secesionarse de Ucrania y unirse a Rusia. Este referéndum fue condenado por la mayor parte de la comunidad internacional debido a los eventos ocurridos durante el mismo.​ Como resultado de estos hechos (junto con la actividad militar rusa en el este de Ucrania), la Unión Europea y Estados Unidos respondieron con severas sanciones económicas a Rusia lo cual provocaría una importante devaluación del rublo.

A finales de 2014 retoma relaciones con el nuevo Presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, bajo el el auspicio de Alemania y Francia con el fin de intentar dar fin al conflicto.​ Sin embargo, en su posterior discurso navideño señala la anexión de Crimea como un evento histórico.

El 30 de septiembre de 2015 Putin autoriza la intervención rusa en la Guerra Civil Siria en ayuda de su aliado al - Ásad contra rebeldes y terroristas.

En política exterior, Vladimir Putin ha aplicado una política exterior pragmática tanto con la Unión Europea, con la que hubo un notorio acercamiento, como con Estados Unidos. Apoyó a este país después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y ha permitido usar el espacio aéreo ruso para las cargas destinadas a la lucha en Afganistán. Sin embargo, ha habido tensiones por los planes de Washington de desplegar un escudo nuclear en Europa, que Rusia considera una amenaza para su seguridad; por la expansión de la influencia estadounidense a países que antes formaban parte de la Unión Soviética. Igualmente ha habido tensiones por causa de los Derechos Humanos.

Desde un comienzo declaró como su prioridad las relaciones con los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que en otro tiempo eran miembros de la desaparecida Unión Soviética, pero no pudo evitar un debilitamiento de esta organización, que perdió algunos miembros (Turkmenistán, que desde 2005 se declaró país solo asociado; Georgia se salió en 2008) y se ha debilitado la participación de otros como Moldavia, que progresivamente se ha ido distanciando; y Ucrania que no ha ratificado los estatutos la CEI. Todos estos reveses, han derivado en una serie de constantes tentativas por parte de Putin, para afianzar la influencia rusa sobre los países, no solo pertenecientes a la antigua Unión Soviética, sino de toda Asia, siendo la Organización de Cooperación de Shanghái (formada en 2001), una de las más sólidas tentativas por emprender la cooperación entre países de la región.

Igualmente, otro punto central de las relaciones exteriores rusas durante el período de Vladímir Putin al frente del país, es el notorio acercamiento hacia los países de Latinoamérica, especialmente a los países gobernados por gobierno de tendencias izquierdistas tales como Brasil, Ecuador y Venezuela, algo que viene a ser un punto común con uno de sus más próximos aliados, China, país con el detenta una gran cantidad de alianzas económicas y con el que ha coincidido en muchas ocasiones, siendo uno de los casos más notorios, la Guerra Civil Siria, manteniendo una postura en contra de la intervención militar extranjera.

En el plano económico, notorio es el hecho de que, una vez asumida su primera presidencia constitucional, Putin centró su atención en una serie de reformas políticas e institucionales, dejando en la incertidumbre su visión y posturas respecto a la economía durante los primeros días de su mandato. Finalmente, en julio del 2000, se materializó la primera acción en la materia por parte de Putin con la aprobación de su Programa Económico, dividido en dos partes: una con miras a impulsar un crecimiento sostenido, fijando el año 2010 como límite, mientras que a la par introducía una reorganización de la economía partiendo del sector fiscal y de las inversiones del Estado que debía concluir para el 2001.

Putin no dispuso de una economía sólida al inicio de su mandato. La denominada terapia de choque y el agresivo proceso de privatización, aplicados por el gobierno de Borís Yeltsin, dejaron secuelas nada favorables para el país. No obstante, precisamente por haberse dado un radical giro hacia el capitalismo, Putin contaba, al tomar la presidencia, con las condiciones para poder impulsar un proceso de modernización y desarrollo económico.

Sucesivas alianzas económicas con diferentes países como China, Bielorrusia, Venezuela, Brasil y unas portentosas relaciones con la Unión Europea, unido a un pragmático impulso a los sectores energético, petrolero y gasífero, basado en el fuerte aumento del precio del petróleo en el mercado mundial,62​ pero también a la mejora y simplificación del sistema impositivo, que redujo la evasión fiscal.63​ y la alta demanda energética por parte de los países del Asia central y la propia Europa, han sido el eje característico de la política económica rusa a lo largo de la década de Putin en el poder.

Como consecuencia, el alto crecimiento económico ruso no suele ser objeto de discusión, y la estabilidad socio-económica contribuye a dicho crecimiento, así como también las inversiones extranjeras, las cuales se han visto favorecidas por la administración de Putin, siendo responsable de introducir una reforma legal que abrió a la inversión extranjera sectores antes excluidos, como la propiedad agraria.

Durante sus dos primeros mandatos, el gobierno ruso devolvió al control estatal los sectores económicos estratégicos monopolizados por los oligarcas, incluidos los hidrocarburos. También se compromete a reducir el gasto social y a introducir un sistema fiscal favorable para las empresas y las rentas altas. En 2001 se introdujo un tipo único de impuesto sobre la renta en un 13% y en 2002 se adoptó un nuevo código laboral más favorable para los empleadores. Las autoridades añaden un sistema obligatorio de capitalización al sistema de pensiones; por lo tanto, el 6% de las cotizaciones a las pensiones no se destinan a la financiación de las pensiones en curso, sino a intermediarios financieros o fondos de pensiones privados.

En 2005, tras un movimiento de protesta sin precedentes desde principios de los años noventa, el Gobierno se vio obligado a introducir ciertas reformas sociales, incluido el refuerzo de las prestaciones familiares. Tras la crisis económica de 2008, seguida de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea en 2014, que empujaron a Rusia a la recesión, el Gobierno relanzó su política de austeridad reduciendo ciertos gastos sociales. En materia fiscal, las autoridades optan por aumentar los impuestos sobre el trabajo (aumento del tipo del impuesto sobre la renta y del Indice del Valor Agregado) y reducir los impuestos sobre el capital. Muchas ayudas y créditos fiscales se conceden a las grandes empresas, incluidas las más rentables. Según el Tribunal de Cuentas, estas ventajas fiscales se tradujeron en una pérdida de ingresos para el presupuesto del Estado de 11 billones de rublos (145.000 millones de euros).

El 18 de marzo de 2018, Vladímir Putin fue reelecto por tercera vez como presidente de la Federación Rusa, con el 76,67% de los votos. De esta manera, Putin logró su mejor resultado electoral hasta el momento y consolidó su cuarto mandato presidencial.​ Tras la victoria en las elecciones, Margarita Simonián, directora del canal de televisión estatal ruso RT, declaró acerca de Putin: "Antes era nuestro presidente; ahora será nuestro vozhd" (вождь, caudillo en ruso).

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