Especiales hijos de Putin: Período interino y presidencial.


Amigas y amigos: Continuando con los especiales Hijos de Putin, en homenaje y tributo al actual Presidente de Rusia, Vladimir Putin, considerado un ejemplo para el planeta, y que sería una de las opciones para Chile a futuro, les vamos a contar el periodo como Presidente Interino y definitivo de Rusia. 

El 31 de diciembre de 1999, Yeltsin renunció inesperadamente y, de acuerdo con la Constitución de Rusia, Putin se convirtió en presidente interino, conservando el puesto de jefe de Gobierno. El primer decreto que Putin firmó, ese mismo día, se titulaba Sobre las garantías a los expresidentes de la Federación Rusa y a los miembros de su familia, que aunque de carácter general, es decir, aplicable a todos los ex jefes de Estado, tenía el claro objetivo de garantizar la inmunidad a Yeltsin.​ Para 1999, Yeltsin y su familia estaban bajo investigación por las autoridades rusas y suizas por cargos relacionados con posible lavado de dinero.​ El 12 de febrero de 2001 se promulgó una ley federal sobre las garantías de los ex presidentes y sus familias, que reemplazó al decreto.

Los siguientes asuntos que Putin atendió, una vez asumida su nueva posición, fueron la Segunda Guerra Chechena, la cual se encargó de rodear de tintes nacionalistas que lo convirtieron en el político más popular de Rusia,​ y la campaña electoral para avalar su candidatura a la presidencia del país, que debió ejecutarse con mayor celeridad de lo normal.

El Consejo de la Federación (la cámara alta de la Asamblea Federal de Rusia) fijó las elecciones presidenciales para el 26 de marzo, y en ella compitieron 11 candidatos. Putin, con el 52.99% de los votos emitidos, resultado que era, según las encuestas, el esperado, obtuvo una holgada victoria sobre su principal contrincante, el comunista Guennadi Ziugánov (29.24%), quien denunció, al igual que el reformista Grigori Yavlinski (5.8%), fraudes durante la votación. Los observadores internacionales constataron, por su parte, "el progreso en la consolidación de comicios democráticos" en Rusia y consideraron que "la nueva ley responde a los principios democráticos internacionalmente reconocidos", aunque apuntaron motivos de "preocupación", principalmente concernientes a la presión sobre los medios de comunicación.

Vladímir Putin presta el juramento presidencial el 7 de mayo de 2000 con Borís Yeltsin como espectador central. Su primer nombramiento fue el de Mijaíl Kasiánov, titular de Finanzas, como primer ministro. En realidad, se trataba de una confirmación de Kasiánov en las funciones que ya desempeñaba desde la dimisión de Yeltsin.

Putin desde el primer momento hizo públicas sus intenciones de consolidar un poder central de mayor fuerza que el que se tenía hasta entonces. Tras ganar las elecciones del 2000, preparó un decreto que fue promulgado en mayo de 2000, el cual estableció que los 89 sujetos federales de Rusia pasaban a estar distribuidos bajo la jurisdicción de 7 distritos federales supervisados por representantes designados por el presidente, a fin de facilitar la administración federal. Luego, en julio, de acuerdo con una ley propuesta por él y aprobada por el Parlamento Ruso, también obtuvo el derecho a despedir a los jefes de los sujetos federales (gobernadores, presidentes de repúblicas y los alcaldes de Moscú y San Petersburgo).

Igualmente, desde el momento que asume la presidencia, inicia un proceso de reorganización de la legalidad, que lleva a la unificación de las leyes en todo el país (las repúblicas de la Federación Rusa se ven obligadas a eliminar o modificar aquellas leyes locales que contradicen a las federales) y a la aprobación de numerosos decretos y leyes así como también a la creación de instituciones, destacando la codificación y ejecución de la Ley de Tierras y la Ley de Impuestos, las cuales habían experimentado un progreso muy lento bajo Yeltsin.

Durante su primer mandato, Putin limitó la influencia de los oligarcas, comenzando por los que controlaban las televisiones rusas, y construyó la llamada vertical de poder, para lo cual introdujo medidas que, según los criterios de la democracia occidental, eran un retroceso en las conquistas democráticas realizadas por Rusia después de la disolución de la Unión Soviética.

El primer conflicto estalló con Borís Berezovski, multimillonario que controlaba una petrolera y la aereolínea Aeroflot, entre otras empresas. Había desempeñado un papel clave en la elección de Putin y en la formación y financiamiento de Unidad, el partido que apoyaba al nuevo líder ruso. El principal canal ruso, ORT — que también era controlado por él, como TV6 y los periódicos Kommersant, Izvestia y Nezavísimaya Gazeta — había lanzado todo su poder contra los competidores de Putin.

Pero el problema era que Berezovski quería continuar con su enorme influencia política, pues sostenía que — en ausencia de una sociedad civil, como era el caso en Rusia — los oligarcas, los ricos no solo pueden sino que deben intervenir directamente en el proceso político para proteger la democracia.​ Putin, en cambio, opinaba lo contrario: que los oligarcas debían concentrarse en los negocios y no interferir en la política.

Para construir su vertical de poder, Putin impulsó en los primeros meses de su presidencia una reforma por la cual los gobernadores, presidentes de repúblicas de la Federación rusa y alcaldes de Moscú y San Petersburgo y los presidentes de las asambleas legislativas correspondientes dejaban de constituir el Consejo de la Federación —la cámara alta del Parlamento ruso— y pasaban a ser designados, uno por los gobernadores y otro por el órgano legislativo local (los gobernadores, a su vez, pasarían más tarde, en su segundo periodo presidencial, a ser, de hecho, designados por el presidente; a las asambleas les correspondería solo ratificarlos). Berezovksi intervino públicamente contra esta reforma y se convirtió en enemigo político de Putin. Ese mismo año se radicó en Londres, desde donde trató de estructurar un movimiento opositor al Kremlin.

Paralelamente, las autoridades se enfrentaron al oligarca mediático Vladímir Gusinski, que fue arrestado el 13 de junio de 2000, acusado de estafa (así comenzaba la práctica de utilizar la justicia selectivamente, contra las personas que el Kremlin consideraba sus enemigos; el caso más conocido será el encarcelamiento y condena de Mijaíl Jodorkovski). Gusinski fue liberado dos días después con prohibición de abandonar el país, pero cuando la fiscalía dio nueva orden de arresto contra el magnate el 13 de noviembre, no lo pudo detener, pues había huido a España. Los intentos de extraditarlo fueron infructuosos.

Al mismo tiempo, iba surgiendo un nuevo grupo de magnates de los negocios —Guennadi Tímchenko, Vladímir Yakunin, Yuri Kovalchuk, Serguéi Chémezov, por nombrar solo algunos—, todos relacionados de una u otra manera con Putin, algunos provenientes, como él, de los servicios secretos, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antes KGB).

La reforma legal de Rusia continuó durante el primer mandato de Putin. En particular, logró la codificación de la ley de tierras y la ley de impuestos, donde el progreso había sido lento durante la administración de Yeltsin a causa de la oposición comunista y oligárquica, respectivamente. Se aprobaron nuevos códigos de la ley de procedimiento laboral, administrativo, penal, mercantil y civil, así como una ley principal en la barra.

El primer gran reto a la popularidad de Putin se produjo en agosto de 2000, cuando fue criticado por su mal manejo del desastre del submarino Kursk.

En diciembre de ese año, Putin promulgó la ley para cambiar el himno nacional de Rusia que, de hecho era un retorno al soviético, con música de Aleksandr Aleksándrov, y texto modificado por Serguéi Mijalkov, al que pertenecía también la letra de aquel.

Durante la primera presidencia de Putin hubo varios atentados terroristas, entre ellos, la toma de rehenes en el teatro Dubrovka de Moscú en Octubre 2002 y la explosión en el metro moscovita en febrero de 2004, en vísperas de las elecciones con 43 muertos. La primera crisis, que se saldó con más de cien muertos, le valió numerosas críticas a Putin, por la operación de rescate lanzada con la utilización de un gas que resultó mortífero. Sin embargo, dos meses más tarde de los trágicos acontecimientos, Putin gozaba de un 83% de aprobación.

La detención a principios de 2003, Platón Lébedev, socio del entonces multimillonario Mijaíl Jodorkovski y segundo mayor accionista de la petrolera Yukos, bajo la sospecha de adquirir ilegalmente una participación en una empresa de fertilizantes de propiedad estatal, Apatit, en 1994, presagiaba lo que se convertiría en la destrucción del imperio de Jodorkovski, quien se negaba a cumplir las normas no escritas implantadas por el Kremlin y lo desafiaba financiando a la oposición. El mismo Jodorkovski fue detenido en el aeropuerto Tolmachovo de Novosibirsk el 25 de octubre de 2003, encarcelado, juzgado y condenado en 2005 por delitos económicos a 8 años de prisión (ya bajo la presidencia de Dmitri Medvédev, en 2009 se le presentarían nuevas acusaciones y sería condenado a 14 años de prisión total, es decir, tomando en consideración los ya cumplidos, a otros 7 años).

Aleksandr Voloshin, jefe de la administración presidencial desde 1999, estaba en contra de la persecución contra Jodorkovski y el 29 de octubre renunció a su cargo y fue reemplazado por Dmitri Medvédev, la persona que Putin elegiría años más tarde para sucederlo. Voloshin había sido, según el politólogo Serguéi Márkov, el que tuvo la idea de aplicar en Rusia el concepto de democracia dirigida, entendida como un sistema político en el cual "los problemas que pueden resolverse de forma democrática, se resuelven por esa vía, pero aquellos problemas que no pueden resolverse democráticamente, se resuelven con otros métodos".

Las elecciones a la Duma Estatal — la cámara de diputados rusa — se celebraron el 7 de diciembre de 2003 y resultaron un éxito para el partido gubernamental, Rusia Unida, que obtuvo la mayoría con 223 escaños (120 por las circunscripciones con sistema proporcional y 103 en las de sistema mayoritario). La barrera del 5% de los votos, que existía entonces para poder tener representación en el Legislativo, la superaron, además de la citada organización, los comunistas con 52 escaños, Patria con 37 escaños y los nacionalistas de Vladímir Zhirinovski 36 escaños. El Partido Popular logró poner en el Parlamento 17 diputados elegidos en las circunscripciones de sistema mayoritario (en las de sistema proporcional, su lista obtuvo el 1.2% de los votos), quienes, ya en la Duma, se unieron a al grupo parlamentario de Rusia Unida.

Fuera del Parlamento quedaron los partidos considerados demócratas occidentalistas: la Unión de Fuerzas de Derecha (su lista obtuvo el 3.97%; los tres diputados que salieron elegidos por las circunscripciones de su sistema mayoritario con escaño único, se unieron en la Duma al grupo de Rusia Unida) y Yábloko (4.3%).

La campaña electoral no terminó con las legislativas: tres meses más tarde habría comicios presidenciales. Putin hizo públicas sus intenciones de aspirar a un segundo mandato consecutivo, apoyado por el partido gubernamental Rusia Unida.

A fines de febrero de 2004, en vísperas de los comicios, Putin cesó a Kasiánov —quien se había pronunciado en contra de la detención de Lébedev y el acoso a Yukos, y que terminaría convirtiéndose en uno de los líderes de la oposición— y nombró jefe de Gobierno a Mijaíl Fradkov.

De los otros cinco candidatos, su principal oponente fue nuevamente el candidato comunista, esta vez en la persona de Nikolái Jaritónov. Nadie dudaba de la victoria de Putin, lo que motivó que los veteranos de las presidenciales rusas, Guennadi Ziugánov, del Partido Comunista, y el nacionalista Vladímir Zhirinovski, ambos líderes de sus respectivos partidos, decidieran no competir esta vez ellos mismos.

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