Especiales en el blog: Mensaje del Te Deum Ecuménico

Amigas y amigos: En el marco de su homilía del Tedeum por Fiestas Patrias, uno de los principales temas abordados por el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, fue la ley de interrupción del embarazo en tres causales, la cual fue promulgada por la Presidenta Michelle Bachelet.

Como lo había hecho anteriormente, el religioso llamó a respetar la vida desde su concepción, y aclaró que el objetivo de la Iglesia Católica es abogar por el acompañamiento de las mujeres embarazadas. 

Tras la ceremonia, realizada en la Catedral Metropolitana, la ministra vocera de Gobierno, Paula Narváez, habló sobre el mensaje del cardenal: "Valoramos muchísimo el llamado que hace monseñor Ezzati a la amistad cívica y a que podamos elevar el nivel de la política para que le sirva a las personas". 

Por su parte, la titular del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, Claudia Pascual, planteó que "Chile se merece expresar todas las opiniones con respeto". Además agregó que la ley da la libertad para que las personas puedan decidir. 

En esa misma línea se manifestó el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, quien incidcó que sobre la homilía que "tenemos que ser tolerantes, nadie tiene la verdad absoluta". 

Finalmente, el ministro secretario general de la Presidencia, Gabriel de la Fuente, se refirió al mensaje del cardenal Ezzati explicando que "se merece Chile tener un acto como este, donde todos, con mucho respeto y tolerancia, expresan su punto de vista". 

La situación ocurrida en el principal templo católico del país dista de lo sucedido en la Catedral Evangélica, donde durante el Tedeum efectuado el pasado 10 de septiembre,  algunos pastores criticaron duramente la agenda valórica de La Moneda e, incluso, algunos asistentes emplazaron a la Presidenta.

En el contexto, en en referencia a la aprobación del proyecto de aborto en tres causales, al cual la Iglesia Católica se opuso tenazmente, según lo manifestado por el cardenal Ezzati. "La sacralidad de la vida, de toda vida humana, desde su concepción, en todo el arco de su desarrollo, hasta la muerte natural: la vida, el primero y el más fundamental de los derechos humanos, pilar granítico sobre el cual se cimientan todos los demás derechos".

En ese sentido añadió que "respetuosos de la legislación que el Estado se ha dado, nuestra opción por la vida se traduce en redoblar nuestro esfuerzo para seguir acompañando a las mujeres que viven situaciones límite en su embarazo, a las que deciden continuar con él y a las que piensan que el aborto es una solución".

"La Iglesia ofrece sus manos y extiende su abrazo de servicio a todas las personas que necesiten paz, amparo, apoyo y consuelo", añadió en su alocución, que se vio interrumpida por el desmayo de un asistente al principal templo religioso del país. 

También se refirió a la "deuda de abandono y de una educación de mayor calidad” que existe con los niños y jóvenes". En esa línea, también dijo que la llegada de los inmigrantes "estimula a la corresponsabilidad". 

"Son los rostros de migrantes y refugiados que, junto a ciudadanos chilenos, buscan amasar el mismo pan de la dignidad, la acogida y la integración, como lo hicieran otros tiempos, un Andrés Bello (venezolano - chileno, redactor del Código Civil, creó la Universidad de Chile), un Ignacio Domeyko (bielorruso, chileno por gracia, científico, creó la Escuela de Minas de La Serena), una Bernarda Morín (canadiense, fundadora de las Hermanas de la Providencia) o un Alberto De Agostini (italiano, misionero salesiano, denunció crímenes contra los aborígenes)", manifestó. 

En esa línea, añadió que a su juicio "Chile necesita volver a encantarse con la cultura de la acogida empática, del respeto mutuo y de la colaboración generosa que caracteriza su alma, para contrarrestar los nubarrones de una cultura relativista, egoísta y excluyente". Gracias. 

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