Especiales en el blog: Alegatos en la Haya (5º parte)


Amigas y amigos: La tarde del 30 de noviembre de 2017, Evo Morales compartió en su cuenta de Twitter dos imágenes: una del diario El Deber, en junio de 2002, con el titular "EE.UU. amenaza cortar ayuda a Bolivia si eligen a Evo", y la otra de Página Siete de ese jueves de noviembre, a fines del año pasado: "Estados Unidos insta a Evo a que renuncie a un cuarto mandato en 2019".

"La historia de injerencia se repite. Frente a la propuesta del pueblo, que ha pedido mi candidatura en elecciones 2019, no estaba decidido. Pero ahora que EE.UU. solicita mi renuncia a la postulación, acepto la candidatura pedida por el pueblo boliviano", añadió a las imágenes en una serie de mensajes. 

Con esas palabras, el actual Presidente de Bolivia confirmaba lo que el fallo del Tribunal Constitucional (TC) boliviano ya había dejado entrever: que Evo Morales, a pesar de lo ocurrido en el referéndum de febrero de 2016 y contrario a lo que dice la Constitución, estaría en la papeleta por cuarta vez consecutiva. A menos de dos años de la elección que definirá quién será el próximo Presidente de Bolivia, la resistencia a la figura de Evo Morales aumenta en la ciudadanía y escasean, a la vez, candidatos que quieran presentarse a la contienda. 

La cuarta postulación, dos días antes de ese tuit, contravirtió la decisión de 51,3% de la población que había votado, dos años antes, en contra de una respostulación de Morales, invocando un artículo de la Convención Americana de los Derechos Humanos por encima de la Constitución y de la normativa electoral de Bolivia. 

"Lo que han hecho es decir que los derechos humanos de Evo Morales están por encima de las limitaciones que la Constitución fija para el cargo que él ejerce, y garantiza el derecho de los ciudadanos a elegir y ser elegidos", explica el analista político José Antonio Quiroga.

Y la limitación que existe para la Presidencia son dos periodos consecutivos. Morales, sin embargo, ya va en el tercero, ya que también fue autorizado por el TC en 2014 para presentarse, al considerar que el país se había refundado con la Constitución de 2009, y por tanto el primer mandato (2006-2009) no contaría. 

Por primera vez en los 12 años que lleva en el Gobierno, Morales se enfrenta a una oposición ciudadana articulada y a niveles bajos de aprobación: un 75% de la población rechaza su reelección indefinida, mientras su intención de voto alcanza sólo un 22%, según mediciones realizadas por Página Siete. 

El pasado 21 de febrero, cuando se conmemoraron dos años del día del referéndum, hubo un paro cívico en casi todos los departamentos, con manifestaciones ciudadanas. "Hay una tendencia (de su aprobación) a declinar. Es irresponsable plantear la candidatura de Evo Morales, porque si las elecciones fueran transparentes, libres y competitivas, Evo no gana esa próxima elección, aunque lo habilites", menciona Quiroga.

Para el analista político Ricardo Paz Ballivian, ya cuando Evo Morales termine su tercer mandato marcará un hito. "Su permanencia tan dilatada en el ejercicio del poder es una circunstancia inédita. En Bolivia no tenemos presidentes que duren tanto en el Gobierno".

Sólo entre el año 2000 y 2006, momento en que Morales entró a la Casa de Gobierno, Bolivia tuvo cuatro presidentes, quienes salieron del poder renunciando por graves crisis políticas y sociales. En el caso de Jorge Quiroga, su gobierno duró casi un año, lo mismo con Gonzalo Sánchez de Lozada. Carlos Mesa estuvo cerca de dos años en la Presidencia, y Eduardo Rodríguez Veltzé apenas siete meses. Por eso, José Antonio Quiroga cree que la decisión de Evo Morales es delicada. 

"Insistir en la reelección es forzar las cosas a un punto en que se puede generar una crisis política, porque al otro lado tienes una resistencia ciudadana, política, que es cada vez más fuerte y más empoderada", afirma el también director de Plural Editores. 

La ausencia de candidatos Pero aunque gran parte de la ciudadanía se ha levantado en contra de un nuevo período de Morales, dos fenómenos ocurren en paralelo: sus bases de apoyo se mantienen firmes, y desde la oposición nadie se ha proclamado candidato. 

"El panorama para el gobierno que asuma la próxima gestión no es muy sencillo", explica la abogada Ximena Callau, miembro del colectivo ciudadano Resistencia Femenina. "Bolivia es un país que tiene un montón de problemas, que se está resquebrajando por dentro".

"Sabemos que la persona que asuma la Presidencia se va a topar con grandes desafíos y grandes problemas. Por eso no existe un candidato oficial que le haga frente a este gobierno", agrega. Aunque no hay nombres confirmados, se proyectan posibles candidaturas de los ex presidentes Carlos Mesa y Jorge "Tuto" Quiroga, quienes viajaron hasta La Haya para presenciar los alegatos ante la Corte Internacional de Justicia. 

También suenan los nombres de los gobernadores de Santa Cruz y La Paz, Rubén Costas y Félix Patzi, así como del alcalde de La Paz, Luis Revilla. Como ellos, los analistas hablan de una posible nueva candidatura de Samuel Doria Medina, presidente del partido socialdemócrata Frente de Unidad Nacional. 

El empresario ha participado de las tres últimas elecciones generales, obteniendo el tercer lugar en las dos primeras y el segundo en la más reciente, con un 24,3% de los votos. En los sondeos previos, ninguno de ellos supera la intención de voto de Evo.


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