Estudiantes normalistas desaparecidos en México, un crimen aberrante

Amigas y amigos: Esta semana se conmemora en Chile el Día del Maestro, y como lo sabemos muy bien es uno de los trabajos más complejos, menos valorados y menos remunerados económicamente, y muchas veces con condiciones inhumanas de trabajo, con ataques permanentes a nuestro trabajo, agregándose los malos tratos a nuestro trabajo por parte de apoderados, sus propios alumnos, directores, jetes de unidades técnicas pedagógicas y hasta de nuestros propios pares, solo por soberbia e envidia profesional y para qué decir del gremio del magisterio, que velan a través de sus dirigentes representando sus ideologías y partidos políticos que a sus propios colegas. 

Y pese a que los estudiantes luchan y no saben lo que luchan por esta reformita que hay, poco clara, discriminadora y segregadora, en tros países, si luchan por un mundo mejor y por un trabajo digno para la educación de todos, como en el Chile de antaño, gracias a las antiguas escuelas normales, formadoras de maestros. Como en Chile desparecieron luego de la instauración de la dictadura militar del capitán general Augusto Pincohet Ugarte traspasando las carreras de pedagogía básica o primaria de las escuelas normales a las universidades, en México hasta el día de hoy continúan funcionando en varios lugares del territorio mexicano.

Los alumnos que entran a las escuelas normales entrar con una gran aspiración, profesional y personal, y luchan por un futuro mejor, pero muchas veces los consideran como chivos espiatorio al momento de que ellos alzan la voz por injusticia y atropellos que ellos mismos les afectan, por los que son atacados por policías federales, ministeriales y municipales, sin contemplación alguna, e incluso personas inescrupulosas coludidas con los policías y altos mando de éstas; sobretodo relacionados con carteles de drogas y organizaciones criminales, muchas de las cuales ligadas al secuestro de personas, éste último es el que rebalsó el vaso con agua con un grupos de estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero, México.

Es el 26 de Septiembre de 2014 cuando al menos cuatro eventos violentos relacionados entre sí, en las inmediaciones de la ciudad de Iguala perdieron la vida 7 personas, entre éstas cuatro estudiantes de la normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, 25 más resultaron heridas, y de los 43 sin conocerse su paradero. En dichos actos participaron tanto policías municipales de Iguala, Guerrero en coordinación personas vestidas de civil, ante la total “ausencia, pasividad y tolerancia”, de las fuerzas federales, la gendarmería, y las fuerzas armadas cuya presencia es notoria en el estado de Guerrero, ante la vigencia del operativo “Guerrero Seguro”. Qué tan seguro fue con tal crueldad cometida. Estos estudiantes iban a para conseguir dinero y unos autobuses que les llevaran a Ciudad de México, donde pretendían participar en las protestas por el aniversario de la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968.

Al la situación, la Procudaduría General de Justicia del estado de Guerrero ordena una investigación de este crimen por los que fueron detenidos 22 policías municipales y con base en las declaraciones de algunos policías involucrados, se realizó un operativo alrededor del mediodía del 4 de octubre y fueron ubicadas tres fosas clandestinas ubicadas, en las inmediaciones de un cerro de Pueblo Viejo, comunidad cercana al punto donde fueron agredidos a balazos los normalistas.

Con esto quiero decir que en esta tribuna que la situación de la violencia en México no da para más, a parte de los carteles de drogas, delincuentes, secuestradores, violadores y políticos corruptos que son unas verdaderas ratas inmundas y animales rastreros, insectos y cucarachas, que atacar a un grupo de estudiantes futuros profesores, formadores de conocimientos de seres humanos es un ataque al corazón de sus propias ideas, independiente del color político que tengan, por que la educación no tiene color ideológico, sino social, muy distinto a que politicen e idiologicen la educación y la formación de maestros, pero bajo ninguna circunstancia y motivo atacar de forma cruel a una institución y a sus estudiantes, independiente que la escuela normal haya cobrado fama por dos de sus integrantes graduados que formaron filas en la guerrilla mexicana como los profesores Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas.

Esta escuela es un proyecto distinto para educar a jóvenes en situación de pobreza y alejarlos de las filas del narcotráfico, algo bien recto en su formación, más aún que estos flagelos conviven a la luz de día en México.

Con la situación, ha puesto en jaque al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, pese que prometió no dejar impune este crimen, no hay un interés real frente a solucionar este problema, ni menos esclarecer el crimen y encontrar a los 43 estudiantes desaparecidos, al cual dejarán, juntos a los fallecidos truncado su futuro y una familia destruida que exige justicia, justicia que en México es artificial y corrupta que simplemente investigue por encima y nunca se llegue a esclarecer verdaderamente qué fue lo que pasó-

El lunes pasado se han encontrado 28 cuerpos. Sin embargo, las autoridades aún no han confirmado la identidad de las víctimas y que ahora digan que los cuerpos encontrados no corresponden a los estudiantes desaparecidos, las sospechas son mayores, porque es deber del Estado Mexicanos y de sus instituciones encontrar los cuerpos de los 47 estudiantes normalistas desaparecidos, vivos o muertos, aunque al gobierno no les guste.




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