Especiales en el blog: Gabriel García Máquez

 
Amigas y amigos: Las letras universales vuelven a vestirse de luto. A los 87 años falleció el escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel 1982 y una de las voces más influyentes y determinantes de literatura latinoamericana.

El autor de "Cien años de soledad" había estado recientemente hospitalizado a causa de una neumonía que debilitó en extremo su estado de salud, y que infructuosamente buscó superar en su casa de México durante los últimos días.

El deceso de García Márquez fue confirmado por una periodista mexicana cercana a la familia, y luego divulgado por las alertas de medios de comunicación y por autoridades de México y Colombia. "Muere Gabriel García Márquez. Mercedes (su esposa) y sus hijos, Rodrigo y Gonzalo, me autorizan dar la información", dijo en su cuenta de Twitter Fernanda Familiar.

El escritor había sido hospitalizado a inicios de este mes por un cuadro de neumonía, del que recibió el alta ocho días después, aunque todo indica hoy que la medida, más que ratificar una evolución en el colombiano, buscaba permitirle vivir sus últimos momentos en su propio hogar.

Un "cuadro de deshidratación y un proceso infeccioso pulmonar y de vías urinarias", fue el diagnóstico emitido por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y sería el último en imprimirse respecto de una salud que habría venido debilitada desde hace un tiempo.

De ello daba cuenta la vida de retiro que el escritor desarrolló en los últimos años, complementada por rumores que hablaban de demencia senil, y que sus cercanos siempre desmintieron, pese incluso a la confirmación con que en 2012 se atrevió uno de sus hermanos.

Su familia informó que los restos del célebre escritor serán cremados. El único acto funerario se efectuará el lunes: un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.

El anuncio fue hecho en un comunicado leído fuera de la residencia del autor, stuada en el sur de la capital.

El cuerpo de García Márquez fue transportado el jueves a una institución funeraria situada en el barrio de Pedregal. Frente al recinto, un grupo de admiradores se reunió durante la tarde para leer en voz alta varias de sus obras.

Gabriel García Márquez nació en la ciudad colombiana de Aracataca, el 6 de marzo 1927. por lo que hacía poco había alcanzado a celebrar su cumpleaños número 87, ocasión en que se materializó su última aparición pública, en las afueras de su casa en México.

Durante su infancia, vivió todos sus primeros años junto a sus abuelos, quienes serían determinantes en su futuro literario. Una vez que falleció su abuelo, el pequeño futuro escritor se fue a vivir con sus padres a Sucre, y dos años después mostró de qué madera estaba hecho, con unos primeros versos humorísticos.

Así, aunque destacó con algunas de las novelas más determinantes de la literatura en español, sus primeros pasos en esta arena vinieron desde la vereda de la poesía, con una colección de piezas que fueron publicadas por primera vez en 1940, en la revista escolar "Juventud". Esos primeros escritos fueron firmados como "Javier Garcés".

En 1947 ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Bogotá, donde profundizó su acercamiento a la lectura, y se metió de lleno en un trayecto que no abandonó más: A los 20 años, ya publicaba su primer cuento, titulado "La tercera resignación", que apareció en el diario "El Espectador".

El soporte, finalmente, no sería casual, porque desde entonces también iniciaría un recorrido que lo llevaría a su otra gran pasión: El periodismo. García comenzó a colaborar en diarios como "El Universal", "El Heraldo" y "El Espectador", del que fue corresponsal en Europa en 1955, el mismo año de edición de su primera novela, "La hojarasca". Allí apareció por primera vez Macondo, pueblo en que más tarde se desarrollaría "Cien años de soledad" (1967), su obra más importante.

Fue el primer peak de su carrera, la obra que lo puso en boca de todos, y que comenzó a aparecer a cuenta gotas en las páginas de diversas revistas. Tras su publicación, su figura fue simplemente mayor, y marcó uno de los puntos más altos de los dos nombres a los que más se lo ligó: El realismo mágico y el boom latinoamericano.

Pero su camino a la cima había comenzado antes, con obras como "El coronel no tiene quien le escriba" (1961), surgida tras su traslado a La Habana luego del triunfo de la Revolución Cubana.

La cima la alcanzó en 1982, un año después de publicar otra de sus obras cumbre ("Crónica de una muerte anunciada"), cuando la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura por una obra "en la que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente".

Tras superar en 1999 un cáncer linfático, publicó en 2002 "Vivir para contarla", el primero de los tres tomos de sus relatos autobiográficos, en una bibliografía que cerró en 2004 con "Memoria de mis putas tristes", última novela de una trayectoria esencial, fundacional y determinante, y de una biblioteca simplemente inmortal.
 "Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo", dijo alguna vez Gabriel García Márquez, quien comenzó a ejercer la profesión en la década de los 50, primero en El Universal de Cartagena y El Heraldo de Barranquilla, y luego en El Espectador de Bogotá.

Según el abogado y periodista Jaime Abello, quien en 1994 creó junto al escritor la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano para promover la libertad de prensa y la formación de jóvenes cronistas y reporteros, fue en su paso por El Espectador cuando "desarrolló sus instrumentos de reportero, para ir a buscar ese cuento que es noticia y echárselo a los lectores".

Fidel Cano, director de dicho diario, recordó una noticia de 1955 sobre un marinero colombiano que sobrevivió al hundimiento del barco Caldas. El autor reporteó de tal manera el caso que descubrió hechos más allá de los evidentes, los que le permitieron desarrollar un relato de 14 entregas. La historia más tarde dio vida a un libro.

"Cuando (el marinero) llegó a El Espectador ya era un relato frío, un 'pez muerto', porque él ya había hablado en todas partes. El 'Gabo' lo recibió, se sentó con él, empezó a mirar a otros lados y descubrió el gran escándalo que había detrás del naufragio, relacionado con el contrabando", recordó Cano.
El máximo exponente del realismo mágico influenció al mundo del periodismo como pocos. Así lo dejó claro el periodista estadounidense Jon Lee Anderson durante su participación en un foro que se llevó a cabo en Bogotá, a propósito de los 87 años del Premio Nobel.

"La gran enseñanza de 'Gabo' fue enseñarnos a mirar de lado. Mirar al detalle cuando no hay nada (noticioso), eso me lo enseñó él", indicó Anderson, fanático confeso de los primeros reportajes de García Márquez.

El escritor también ofició como periodista en Caracas, donde fue jefe de redacción de la revista Venezuela Gráfica y colaboró en las publicaciones Élite y Momento. Luego trabajó para la agencia Prensa Latina y luego continuó su carrera en revistas mexicanas.

En los 70 participó de la revista Alternativa y dos décadas después fue director de la publicación Cambio Colombia.

"En el proceso de paz del (ex Presidente Andrés) Pastrana (con la guerrilla de las FARC), por el año 1999 en el Caguán, creo que cumplió su última salida al campo a hacer reporteo", recordó Abello.

Según el abogado, "había tres o cuatro cosas que le preocupaban. Una era el periodismo en sí mismo; dos, hacer algo por Colombia; tercero, tener un pretexto para volver a Cartagena, y cuarto, ensayar sus ideas sobre educación. De eso nace la Fundación", a su juicio pieza "fundamental" del legado del escritor al mundo de la prensa.

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