Cristianos de papel
Amigas y amigos: Los últimos de años de esta década las costumbres religiosas han ido cambiando, partiendo por la participación activa de sus feligreses, aunque se les considere unas ovejas descarriadas por alejarse de su credo religioso, hay motivos de sobres del por qué no profesan seguidamente su culto religioso aunque digan que soy cristiano y creo en Dios.
Por mucho que digan que soy cristiano y no asistan a los cultos y servicios religiosos, hay indicios que sobran que algo está sucediendo, y más allás de los hechos de pedofilia de parte de algunos miembros del clero católico, hace aún más su lejanía. Según una encuesta de estudio del Latinobarómetro, remarca un hecho a estas alturas irremediable:
en los últimos tres años los católicos disminuyeron su práctica de un
41% en 2010 a 27% en 2013.
Pese la baja, los católicos siguen teniendo una fuerza
importante, principalmente por las redes de poder que mantienen a nivel
político y social en todo el mundo; y es a raíz de esto último donde pareciera estar la explicación a la
baja en su feligresía. Pero no solamente por los abusos sexuales contra
menores por parte de miembros de la iglesia católica, se trata del
silencio y la complicidad pasiva para encubrir estos casos.
Esto seguirá existiendo, aunque estén en descubierto más casos y aunque el Papa Francisco I esté aplicando los cambios que hacían falta a la Iglesia Católica, aunque un selecto sector ortodoxo ligado al Vaticano no esté de acuerdo y que posiblemente planee una emboscada en su contra, similar a lo sucedido con el papa Juan Pablo I al momento de morir de forma sorpresiva en 1978 a cien días de su pontificado.
Una entidad religiosa, cualquiera sea su estilo o creencia, debe “predicar” con el ejemplo. Es decir, no
basta con condenar el pecado, si dentro de sus líderes hay quienes lo
avalan e incluso fomentan. No basta con pedir alejarse del pecado, si
ellos mismos no alejan a sus miembros pecadores de las indefensas
ovejas. No basta con exigir santidad y pureza, cuando quienes usan sus
púlpitos tienen sus propias almas manchadas producto de la lujuria y la
mentira. Eso no es admisible, pero es parte de la dura realidad que enfrenta la iglesia católica.
Lo que más llama la atención es la siguiente conjetura; para ingresar a una cárcel, los evangélicos
son revisados exhaustivamente en la guardia armada de alguna prisión, en cualquier lugar del mundo,
siguiendo el mismo procedimiento usado con las visitas corrientes,
incluyendo en ocasiones sacarse parte de la ropa. No se confunda, no es nuestra intención criticar este procedimiento, está muy bien si se piensa que
se ingresa a un recinto donde hay personas con antecedente delictuales
que se valen de cualquier cosa para obtener una mejor estadía.
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