Origen del Roto Chileno


Amigas y amigos: Para entender el origen del Roto Chileno, debemos recurrir al adjetivo sustantivado roto, que adoptó una connotación clasista en el siglo XIX, fue originalmente usado en Chile para denominar, en general, a un tipo humano: la persona de origen urbano y pobre.

Ha sido usado también con connotaciones afectivas, sobre todo en su forma diminutiva, o épicas. En Chile desde comienzos del siglo XX, el roto ha sido considerado una figura de identidad nacional y arquetipo de la chilenidad,​ llegando a definir a una persona valiente, orgullosa y alegre.

Durante la colonización española de América, Diego de Almagro regresó desde Chile a la Gobernación de Nueva Toledo por el desierto de Atacama en 1537. La travesía fue desastrosa; tal fue el estado en el cual llegaron Almagro y sus seguidores que desde entonces a quienes vinieran de esas tierras se les llamó rotos,​ es decir andrajosos, zarrapastrosos.

[...] los de Chile estaban en tan pobres condiciones, ya que nadie les daba trabajo ni posibilidades de desenvolverse en alguna actividad, que por sus ropas harapientas los llamaban los rotos chilenos.

[...] el domingo 26 de junio de 1541, [...] "los rotos de Chile", como llamaban a los soldados de Almagro por su extremada pobreza, dieron muerte a Pizarro en un sorpresivo "golpe de estado".

Una conocida canción popular de Chile demuestra la vinculación entre el aspecto andrajoso y el desprecio social con la palabra roto.

Las mujeres no me quieren porque tengo el poncho rotose arregla fácil muchachasme saco este y me pongo otro.

Isabel y Ángel Parra, "Cuartetas por diversión", cuarta estrofa.



Mientras otras fuentes sugieren que el origen del término sería militar y significaría derrotado;​ para el escritor y folclorista Oreste Plath la «procedencia es muy distinta» puesto que la voz se aplicaba desde la época de la conquista de Chile (1541 - 1598).

El origen de la palabra "roto" es, para muchos, sinónimo de astroso, rotoso, parchado. Pero la procedencia del vocablo es muy distinta. Se sabe que se aplicó algunos años después de la Conquista, cuando los españoles viajaban al Perú casi sin vestimenta uniforme y los más vestidos iban extraña y estrafalariamente abigarrados, lo que hizo que se les denominara a estos viajeros, «rotos», en el sentido español de la palabra, que es 'ir de cualquier modo'. Los viajes se generalizaron y los que iban de Chile, es decir, estos personajes, pasaron a ser "rotos", no ya por su aspecto, sino por su esfuerzo y valentía; luego se generalizó por todos los países esta denominación.

Oreste Plath, Epopeya del roto chileno, 1957.

El roto adquirió caracteres míticos dentro del alma nacional; en el fondo, se trató de la conceptualización de la gran masa popular chilena que solo a partir del siglo XIX consiguió visibilidad — hasta entonces, la hegemonía de la aristocracia castellano - vasca había privado al pueblo de todo protagonismo social —. El empleo del término se hizo mayor después de la Guerra entre la Confederación Perú - Boliviana y el Ejército Unido Restaurador; las tropas restauradoras, mayoritariamente chilenas y pertenecientes a grupos de extracción social pobre, vencieron el 20 de enero de 1839 a las confederadas en la batalla de Yungay, triunfo conmemorado con el himno de Yungay, que se percibió como símbolo de la consolidación de la nacionalidad chilena.​ En Chile se rindió homenaje a los vencedores de Yungay mediante la inauguración del "Monumento al Roto chileno" en la plaza Yungay en 1888 y se instituyó el 20 de enero como el "Día del Roto Chileno" en 1889.

Mucho más tarde, Joaquín Edwards describió en su novela El roto (1920) una sociedad aparentemente marginal en la cual el roto era precisamente el protagonista. Ambientada en el popular barrio de la Estación Central de Santiago, los personajes —los prostibularios— exhiben un modo de vida y una escala de valores que la sociedad biempensante de la época no se interesaba en conocer. Mediante esta denuncia crítica, Edwards Bello mostró las profundas influencias del naturalismo.

Detrás de la Estación Central de Ferrocarriles, llamada también Alameda, por estar a la entrada de esa avenida espaciosa que es orgullo de los santiaguinos, ha surgido un barrio sórdido, sin apoyo municipal. Sus calles se ven polvorientas en verano, cenagosas en invierno; cubiertas constantemente de harapos, desperdicios de comida, chancletas y ratas podridas. Mujeres de vida airada rondan por las esquinas al caer la tarde; temerosas, completamente embozadas en sus mantos de color indeciso, evitando el encuentro con policías.

[...] El hacendado típico chileno, personaje híbrido, con palco en la ópera y sillón en la cámara, no puede ver en la agricultura sino un medio para lucrarse y satisfacer sus vanidades en la capital; es una máquina para exprimir y nada más. No es extraño que el campesino permanezca en condiciones de ignorancia y miseria. Lo que produce el campo lo traga la ciudad en una forma descorazonante, sin recibir ninguna recompensa el brazo que suda o la tierra generosa que da ciento por uno.

Joaquín Edwards Bello, El roto, 1920.

En el Chile actual, la palabra "roto, - ta" define a la «persona mal educada, de modales groseros o de manifiesta tosquedad, antes que a una división clasista. La rotería es el acto mismo de desvergüenza, falta de educación o poca generosidad. Básicamente, entonces, «roto» es aquel que rompe las reglas sociales sobre el buen proceder.

El término «roto» se diferencia de los epítetos "cuma" o "flaite"; el primero de ellos se ha relacionado desde el siglo XX con el hampa delictual o la marginalidad, mientras que el segundo surgió a fines del siglo XX y principios del XXI para referirse al delincuente juvenil de extracción baja o a quien adopta sus usos y costumbres, sin ser necesariamente delincuente.

En Bolivia y Perú,​ sin embargo, el vocablo "roto, - ta" es un término despectivo y es comúnmente usado para referirse a alguien originario de Chile.

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