Algo que decir... Teletón.

Amigas y amigos: La Teletón es una de las cruzadas solidarias más importantes del continente y a nivel mundial, cuyos orígenes se remontan en 1968 en los Estados Unidos creada por el actor cómico Jerry Lewis en ayuda para reunir fondos en favor de los pacientes que padece distrofia muscular y sus futuras investigaciones científicas en la búsqueda de una cura para la enfermedad. En esa campaña solidaria de los Estados Unidos con una maratón de 27 horas de amor surge la idea del animador Mario Kreuztberger, Don Francisco en hacer una versión del Teletón en beneficio de la Sociedad Pro-Ayuda al Niño Lisiado, institución creada en Santiago de Chile, el 8 de mayo de 1947, hacen ya 50 años, cuando un grupo de médicos del Hospital Luis Calvo Mackenna, padres y educadores se unieron para trabajar en la rehabilitación de los niños con secuelas de poliomielitis que en ese entonces había azotado al país.

Coincidentemente, Don Francisco es invitado a una edición del programa de televisión Dingolondango, emitido por la red de Televisión Nacional de Chile, donde debía donar dinero a una organización benéfica. Fue en ese momento cuando conoció a Ernesto Rosenfeld, presidente de la Sociedad Pro - Ayuda, a quien donó $ 15 000 de entonces y que le invitó a conocer la obra que el encabezaba. Así, se acercó y decidió que los niños discapacitados serían el grupo al que su nueva campaña ayudaría. Tras la decisión, propuso la idea al directorio de la Sociedad y en 1978 se comprometió a recaudar un millón de dólares para ellos. Para lograrlo, necesitaba una inédita cobertura comunicacional, que sólo le podía brindar la unión de todos los medios de comunicación.

Uno por uno, Don Francisco convenció a todos los ejecutivos de la televisión chilena, a los dueños de radioemisoras, diarios y revistas, para que cedieran gratuitamente sus espacios y juntos motivaran a la comunidad, pudiendo así recaudar la cifra prometida. Los artistas chilenos también participaron sin intereses personales en esta campaña. Sin embargo, la situación política y social de Chile en ese entonces no era la mejor: el país estaba polarizado, tras cinco años desde el golpe de estado de 1973 y el establecimiento del Régimen Militar, a lo que se sumaba la posibilidad de un inminente conflicto armado contra Argentina. No obstante lo anterior, Don Francisco tuvo la osadía de intentar unir a todo el pueblo chileno en torno a esta obra de caridad. Así, el 8 de diciembre de 1978 se dio inicio a la primera Teletón chilena, que duró 27 horas, se transmitió en colores desde el Teatro Casino Las Vegas y recaudó $ 84 millones de pesos (2,5 millones de dólares de la época).

De esto, han pasado 39 años, y el próximo año 2018 se cumplen 40 años de la primera Teletón, han cambiado varias cosas, ha habido progreso en ese tema, hay más integración social, mayor inclusión, pero falta bastante, porque estamos muy lejos de esa integración todavía, y lo digo debido a que hay muchas falencias, tanto de infraestructura y trato hacia los demás, todavía hay discriminación hacia los discapacitados, tanto en la calle, establecimientos educacionales y centros de trabajo.

Falta mucho por hacer, y sobretodo conciencia de las personas, y eso es porque hay de esas personas que no creen en la Teletón, ni menos en las donaciones, por es comprensible por una parte, pero no han pensado si en algún momento, ni Dios lo quiera, le pasara algo, alguna desgracia grave y quedara en un estado deplorable físicamente, por lo tanto va a necesitar de Teletón, dirá que no cree en la cruzada, es simple ver con sus propios ojos cómo niños, jóvenes y adultos están en las sesiones de terapias y rehabilitación, y con esfuerzo y amor salen adelante.

La Teletón es mucho más que un programa de televisión, es mucho más que una maratón, es una mirada de conciencia a personas que pasan por estos momentos difíciles y con esfuerzo salen adelante, y lo digo porque lo he visto, porque conozco la Teletón desde 1991 en el Instituto de Rehabilitación de Valparaíso  y luego el de Santiago, hay que abrir los ojos y observar, y ponerse en el lugar del otro, porque uno nunca se sabe si a uno le puede suceder. Gracias.



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