Historia a la Chilena: El Origen de las Fondas


Amigas y amigos: Ya en 1870 el Parque O'Higgins era el epicentro de las fondas y ramadas para celebrar las Fiestas Patrias. En rigor, el lugar era conocido por entonces como "La Pampilla" y luego adoptó el nombre de Parque Cousiño. Una instancia de tres o hasta cuatro días, donde las clases altas y bajas se mezclaban sin distingos y donde la chicha era el brebaje favorito, por sobre el aguardiente y el vino, mientras se instalaban cantantes con guitarras y arpas para hacer bailar desde cuecas hasta polcas. Lo que no ha cambiado son los focos de desórdenes producto del exceso de alcohol: las autoridades prohibieron su venta entre 1892 y 1907, alarmados por el entusiasmo de los visitantes. Hoy, en el lugar se instala la "fonda oficial", donde el Presidente de la República debe bailar cueca: una postal infalible de que han partido las celebraciones.

En la actualidad, la ramada o fonda constituye uno de los sellos distintivos de nuestras celebraciones nacionales. Dentro de las festividades cívicas republicanas, hoy denominadas "Fiestas Patrias", destaca la temprana incorporación de esta particular forma de sociabilidad dentro del programa festivo, práctica que persiste hasta hoy.

Distintas denominaciones han recibido las ramadas, cuyos orígenes se remontan al período colonial, específicamente al siglo XVI. Forma de sociabilidad propia de los sectores populares rurales, la ramada fue trasplantada por los sujetos que se trasladaban a las ciudades, quienes, una vez instalados en sus arrabales y suburbios, reprodujeron las costumbres de sus antiguos lugares de residencia. Así, los vocablos chingana, ramada o fonda hacen referencia a algo más profundo que un mero recinto físico. Además de ser centros de diversión genuinamente populares, gestionados principalmente por mujeres, estos establecimientos ocasionales expresaban una identidad de raigambre campesina, conformada de manera independiente a las elites económicas y políticas de la época.

Además de constituir un lugar de entretención esporádica, las ramadas fueron desde época colonial el escenario de diversos eventos de índole familiar, lúdica o religiosa, dada la facilidad con que podían ser levantadas. Al igual que muchas otras instancias de esparcimiento, estas reuniones populares eran amenizadas con música, canto y baile, y en ellas era infaltable la costumbre de consumir alcohol.

Con la instauración de la República en las primeras décadas del siglo XIX, las fiestas cívicas recién instauradas se presentaron como una nueva oportunidad para que el mundo popular reprodujera su particular forma de festejo. Entonces se produjo un proceso espontáneo de apropiación de esta fiesta por parte de la clase dirigente, pues percibió la fuerza social que había tras esta costumbre popular y lo conveniente que resultaba para inculcar sentimientos de adhesión a la nación chilena. La persistencia de esta forma de celebración hasta nuestros días se explica en parte por esta actitud del grupo dirigente que la transformó en la expresión más emblemática del programa festivo republicano, aunque luchó por distanciarla de eventos de tipo religioso.

Pero hubo detractores frente a las ramadas, el filósofo, diplomático y senador venezolano Andrés Bello fue uno de los históricos detractores de las fondas, ramadas y chinganas. Como publicó en "El Araucano", para él eran "movimientos voluptuosos, canciones lascivas y los dicharachos insolentes que hieren con vehemencia los sentidos". Fue precisamente Bello quien aconsejó a Portales prohibir las ramadas. Años más tarde, el entonces intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, las reguló creando en 1874 "La Fonda Popular", patrocinada por el Estado y que se realizaban en las esquinas de San Diego con avenida Matta.

En efecto, la mayoría de las celebraciones patrias del siglo XX contemplaron la inauguración de fondas y ramadas como parte oficial del festejo, a diferencia de los programas oficiales del siglo XIX, que solo hacían referencia a regocijos, volantines, carreras y música, sin mencionar específicamente estos recintos de entretención popular. El carácter institucional que adquirieron las ramadas como manifestación oficial de la identidad patria, se aprecia en ocasiones como la inauguración de la fonda oficial del Parque O´Higgins en Santiago, evento al cual anualmente acuden autoridades cívicas y gubernamentales, encabezadas por el Presidente de la República. Gracias.

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