Especiales Buitres: Vecinos indeseables.


Amigas y amigos: Siempre el ser humano tiene que aprender a vivir en sociedad, y en el mundo de hoy, la sociedad está cada vez más intolerante, individualista, egoista, mezquina y clasista; que de la cuna educativa, la familia los educan de esta forma par tener poder por sobre las personas, y generando rasgos de egocentrismo y narcisismo.

Lo mismo pasa con personas que uno ve, y que por tener un bien privado, lo hace más superior que los demás y con derecho de hacer lo que se les antoje, sin importar humillar al otro u a los otros. 

Los vecinos, o mejor dicho, ciertos vecinos, hay muchos, no todos son iguales, pero un cierto grupo se dan el lujo de aportar al vecindario con chismes y cuentos baratos, e incluso llegan a los extremos de provocar daños y hostigamiento al vecino que es diferente a ellos, que no son iguales como el resto, y ahí vienen los problemas, que terminan por irse del barrio, condominio, población o villa, como les quiera llamar.

E incluso, llegan a los extremos de rayarles las paredes y portones de su casa, lanzarles basuras y excrementos, tanto por dentro como por fuera, con el objetivo de hacer aburrir al vecino, y si el vecino es buena persona, más abusan de su confianza, y si se cansa de estos tipos de vecinos, ellos son capaces de hacer la vida imposible, para saber los límites que este vecino puede ceder ante este tipo de lacras vecinales.

A mí en lo personal me pasó con mi familia, específicamente a mi papá que era corazón de abuelita, como decimos los chilenos, mi papá era buena persona con todo el mundo, e incluso, algunas vecinas y vecinos, venían al departamento en que vivíamos para pedirle dinero o cualquier cosa como herramientas, ya sea cerrucho, martillo, pala, y cuando las devolvían en malas condiciones. Este tipo de cosas, para mí me indignaban, y mi mamá le decía que dijeras que no, debido a que los vecinos abusan y se rien a espaldas tuyas, aprovechándose de tu buena voluntad; pero mi papá respondía que no puedo decir no, porque cuando era niño sufrío, y tuvo que salir a trabajar a temprana edad, cuando su mamá (mi abuela que en paz descanse) se casó en segundas nupcias con otra persona y los dejó, tanto a él como a sus hermanos, y lo hizo por necesidad, por último para un plato de comida, y es por esta razón prefiero ayudar a los demás. 

La respuesta fue sensata y la mantuvo cuando estuvo en actividad laboral independiente y de manera sana, hasta que la Enfermedad de Parkinson le empeoró su salud; ahí entre todos asumimos roles en la casa, y uno de ellos es decirles a estos vecinos inescrupulosos, aprovechadores, frescos, sinvergüenzas, zánganos, chuoasangres, ratas inmundas, basuras y desechos humanos, simplemente NO. Y así fue, no se le presta cosas, herramientas y nada, menos dinero, y no se le da explicación, porque nosotros no somos mi papá, y empezamos a ser malas personas con el resto de los vecinos, y no se les abría, como forma de deshacernos de estas lacras inmundas; y no nos importaba que los vecinos y vecinas nos dijera que somos malas personas y que mi papá era el bueno y el bondadoso. 

Fue tanto el abuso de que llegamos al extremo de quitarles el saludo a estos vecinos, y que conmigo al verme salir y llegar al edificio, luego de mis largas jornadas laborales, me decían, "ven... quiero hablar contigo...", y yo le decía, "yo no tengo nada que hablar con usted, y menos vecinos entrometidos, intrusos y metiches como usted, hasta luego". La reacción es de molestia absoluta en ellos, porque les molestaba que se les respondiera de esa forma, pero no había otra manera de hacerlo y apartar a este tipo de personas tóxicas.

Cuando nos cambiamos de casa, los vecinos estaban expectante de nuestro cambio, que incluso, uno de los peonetas de la mudanza me preguntó en el pasillo del edificio, porqué los vecinos miran tanto la mudanza, y le respondí a viva voz, que los vecinos valen callampa, que no intrusos, copuchentos y metiches, que andan con cuentos baratos, son sucios y cochinos y adoradores de la delincuencia. Los vecinos al escuchar esto, gritaron de todo, e incluso alzó la voz diciendo, ustedes no deberían vivir en este barrio, deberían vivir en Las Condes, Providencia o La Dehesa, haya  deben vivir, y le respondí que usted debe irse también en el lugar donde puede hacer lo que quiera... en el cementerio bien muerta.

Con una respuesta bien insolente de esta envergadura, les molestó aún más, y así dejamos el departamento y no fuimos a una casa, más tranquila, pero exenta de problemas con vecinos, y que les voy a relatar para una segunda parte de esta historia

             

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