Especiales Buitres: La Sociedad después de la Pandemia.



Amigas y amigos: La aparición del coronavirus y su conversión en pandemia ha dado lugar a una situación histórica, con un enorme impacto a todos los niveles, desde la influencia económica hasta el coste en vidas, con más de 3 millones de muertes.

A pesar de su carácter excepcional, no se trata de un caso único. El ser humano se han enfrentado a otras pandemias, epidemias y enfermedades endémicas a lo largo de los siglos, como el ébola, la gripe de 1918, la peste negra y la viruela.

Si se echa la vista atrás y se analizan esas épocas, la historia enseña que las pandemias sí pueden terminar, pero que no lo hacen de forma repentina, definitiva y clara: las enfermedades raramente quedan erradicadas del todo (solo con la viruela se ha conseguido), y nunca en todas partes y de la misma manera a la vez.

Pero, ¿qué pasa una vez se supera una pandemia o, al menos, se reduce su impacto insostenible? ¿Cómo podría ser el mundo después del Covid -19? De nuevo la historia puede ofrecer algunos aprendizajes y puntos en común.

En lo político y social, nuestros gobiernos tendrán que desarrollar mayor empatía con sus ciudadanos, buscando nuevas fórmulas de equidad y mejor calidad de vida. Deberán, bajo mi parecer, controlar en forma más eficiente la calidad de vida de las personas; por ejemplo, preocuparse de los alimentos que consumimos, de los transportes públicos que utilizamos, de los sistemas de salud públicos y privados. Probablemente, vamos a tener una ciencia más robusta y utilitaria, que nos permita reaccionar rápido frente a futuras pandemias.

La economía se debería focalizar más en la producción de bienes esenciales, más vinculados a las necesidades biológicas y culturales de la población local, que a lo individualmente deseable. Asistiremos a una ola creciente de grupos políticos nacionalistas, en los que el capitalismo, el crecimiento puro como motor de desarrollo y la globalización irán perdiendo legitimidad. A pesar del retroceso de esta última, por necesidad, la soberanía se va a tornar solidaria. Esto llevará a proponer como solución a la demanda migratoria internacional que la gestión de esa área sea cooperativa a escala continental.

El viejo reto de diversificar la economía será urgente para los países en vías de desarrollo. Reconocer la contribución de los trabajadores que se encuentran fuera del círculo protegido de las profesiones de élite y otorgarles voz significativa en la economía y la sociedad debiera ser el primer paso hacia la renovación moral y cívica.

La apuesta educativa del futuro será, probablemente, un modelo híbrido, con diferentes modalidades presenciales, semipresenciales y a distancia; con programas educativos completamente digitalizados, lo que obligará a cambiar el entrenamiento de los docentes y a una transformación innovadora de toda la información, el aprendizaje y la construcción del conocimiento.

Esto no significa que desaparezca la educación presencial en colegios y universidades. Por el contrario, las salas de clases seguirán siendo los lugares donde se hace posible que los estudiantes mantengan el diálogo y la convivencia, permitiendo de esta manera la contención y la maduración de nuestra juventud. Pero para que esta educación sea eficiente e igualitaria vamos a necesitar nuevos recursos que ayuden a terminar con las brechas sociales que cruzan la educación.

Finalmente, muy pronto tendremos que asumir que la lección incuestionable de la pandemia por Covid - 19 es la misma que la del calentamiento global, es decir: todos vivimos en el mismo mundo, compartimos la misma naturaleza, independientemente de que nos sintamos en cuarentena o a salvo de ella.

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